miércoles, 12 de septiembre de 2012

Artículo publicado en el diario perfil 8/9/2012 


EN EL MAMBA

La vibración de las formas

Curada por Cristina Rossi, la muestra “Desde la abstracción de los 50: rupturas y continuidades” exhibe un conjunto de obras, patrimonio del Museo de Arte Moderno, que no son exhibidas con frecuencia. En la exposición, que se organiza en tres módulos diferenciados, pueden observarse las variaciones esbozadas por los artistas que, en esa década, optaron por la tendencia del arte abstracto.

Por Daniel Molina
08/09/12 - 10:33
 
La vibración de las formas
Arte generativo. Espacio espiritual (1970), del artista plástico Miguel Angel Vidal (1928-2009).
Entre fines de los 50 y mediados de los 60, Buenos Aires se ponía en línea con las capitales europeas y las grandes ciudades norteamericanas. Fue el fin de la modernidad: el momento en el que se produce el quiebre con una cultura basada en los valores que seguían vigentes desde hacía mucho. Después de la caída del gobierno de Perón y hasta el fin del gobierno de Onganía (1955-1970) se va a producir una de las transformaciones culturales más radicales que hayan ocurrido en nuestros dos siglos de historia. Todo –desde la educación universitaria hasta las pautas de conducta; desde los consumos culturales hasta las prácticas sexuales; desde el surgimiento de nuevos medios masivos hasta las normas de convivencia–va a ser trastocado. A comienzos de los 70, el país (como buena parte del mundo) será completamente otro. El pasaje radical entre esos dos momentos es especialmente visible en el campo del arte. La muestra Desde la abstracción de los 50: rupturas y continuidades, curada por Cristina Rossi, aunque centrada completamente en el campo artístico argentino, ofrece una imagen clara de esa época de cambio.
Rupturas y continuidades completa la revisión que el Mamba viene realizando de las propuestas artísticas no figurativas que surgieron o alcanzaron su máxima expresión a mediados del siglo pasado. La primera parte, que se tituló Entre la expansión y la difusión: las agrupaciones artísticas de los 50, se centró en la radicalización de la vanguardia concreta de los 40 y mostró los cambios que se estaban produciendo dentro mismo del movimiento no figurativo. La muestra actual se centra en las zonas de quiebre que habían surgido a fines de los 50 y despliega algunas de las nuevas transformaciones que provocaron esos artistas en los años siguientes. El museo ha publicado un catálogo que reúne ambas muestras y que es esencial para seguir el recorrido total del guión curatorial. Rupturas y continuidades da cuenta del pasaje del arte moderno al arte contemporáneo: desde una idea del arte en la que todavía se lo asume como la producción –exquisita y rara– de una artesanía (y que valora los soportes “artísticos”, como la pintura o la escultura) a la idea de un arte que considera que lo único importante es el sentido (poesía-transformación-concepto) del proyecto que se encara y los efectos que este proyecto tiene sobre el sinsentido del mundo. De ese arte contemporáneo (o arte de los procesos y los conceptos), que es el propio de nuestra época, hay apenas unas pocas obras inaugurales (Bio-cosmos Nº 1 –1962–, de Emilio Renart; Egocosa 1 –1961–, de Rubén Santantonín, y los objetos de Aldo Paparella y Libero Badii), pero son suficientes para mostrar la dirección del recorrido.
La muestra se organiza en tres módulos: el primero, centrado en las obras basadas en las formas constructivas; el segundo, atento a las obras que dan cuenta de la vibración y el movimiento; y el tercero, el trabajo de quienes experimentaron con la materia y lo informe. Se exponen obras excepcionales de Juan del Prete, Juan Melé, Manuel Alvarez, Gabriel Messil, Marie Orensanz, Germaine Derbecq (una personalidad central de la cultura de aquellos años que merece una muestra sobre la multiplicidad de sus intervenciones), María Juana Heras Velasco (un tríptico genial dedicado a Allen Ginsberg), Enio Iommi (trabajando con acrílico), Julio Le Parc, Luis Wells, Kazuya Sakai, León Ferrari, Luis Felipe Noé, Rómulo Macció, Noemí Di Benedetto, Clorindo Testa, Luis Gowland Moreno y muchos otros. Además de trabajos tempranos de artistas que luego pasaron a otras formas de expresión, como las obras informalistas de Alejandro Puente, Dalmiro Sirabo, Marta Minujín o Leopoldo Torres Agüero.
Esta muestra exhibe un conjunto de obras que es realmente excepcional. Forman parte del patrimonio del Museo de Arte Moderno y, desgraciadamente, no son exhibidas con frecuencia. Es una oportunidad para no desaprovechar.

Desde la abstracción de los 50: rupturas y continuidades
Varios artistas.
Curadora: M. Cristina Rossi.
Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. San Juan 350.
Martes a viernes, de 11 a 19. Sábados, domingos y feriados, de 11 a 20. Entrada: $ 2.
 

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